Tres años después, las personas viajeras no tendrán que preocuparse por si se olvidan de un complemente muy concreto en su equipaje de mano. Tal y como se anunció hace unos días y hoy se ha hecho oficial, las mascarillas dejan de ser obligatorias en los transportes públicos desde este mismo miércoles 8 de febrero.
Una medida que tan solo sostenía ya España en el Viejo Continente y cuya retirada venía siendo reclamada por distintos actores del sector del turismo y los viajes desde hace ya mucho tiempo, a tenor de la evolución de la pandemia del coronavirus, cuya incidencia es ya escasa.
Aerolíneas y agencias de viaje eran los principales precursores de la reclamación del fin del uso de la mascarilla obligatoria, ya que entendían que esta restricción les restaba competitividad. Su apuesta era la homegeneización de las medidas con las del resto de países europeos.
Así, desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) no se entendía que España fuera “el último país de la Unión Europea que lo exija y de los pocos a nivel mundial“. Igualmente, Juan Ciervo, director corporativo de Iberia, afirmó semanas atrás que “los clientes nos piden que presionemos al Gobierno para pedir que la mascarilla no sea obligatoria dentro de los vuelos“. En términos muy similares se expresó también la Confederación Española de Agencias de Viajes, desde la que se señalaba que “no tiene sentido mantener el uso de la mascarilla de forma obligatoria en el avión, dada la evolución de la pandemia a nivel global y la situación epidemiológica en España”
Tras el anuncio del Consejo de Ministros de este martes, la mascarilla tan solo será obligatoria en los entornos de ámbito sanitario.
