La creciente actividad en el Aeropuerto de Bilbao, referente en la cornisa cantábrica, con un crecimiento en el tráfico de pasajeros sostenido desde hace ya un buen puñado de meses, parece haber servido para reactivar la necesidad de una ampliación de sus instalaciones. Tras un 2023 de récord absoluto, con más de seis millones de personas viajeras, y una tendencia para este 2024 que parece llevar el mismo camino, La Paloma empieza a quedarse pequeña pese a las diversas actuaciones que se han realizado en ella en los últimos meses, como la creación del bloque técnico.
El pasado jueves, durante la Junta General de Accionistas de Aena, su presidente Maurici Lucena anunció algunas de las novedades que se introducirán en el DORA 2027-2031, entre las que destacan los “proyectos de expansión futura de Málaga, Alicante-Elche, Valencia, Ibiza, Menorca, Bilbao, Santander y Melilla”. Vuelve así a la palestra la deseada mejora del Aeropuerto de Bilbao, ya tratada en ocasiones anteriores, aunque ninguno de los proyectos salió adelante por diversos motivos.
Alas
Esta ampliación del Aeropuerto de Bilbao, ya anticipada entre líneas por la directora de Bilbao Air Inés Zalbide, se encuentra aún en una fase muy previa denominada ‘diseño funcional’. O lo que es lo mismo, el periodo en el que se recogen y detallan todas las necesidades del terminal vizcaíno en función de su previsión de crecimiento, y cuál sería la solución arquitectónica que mejor se adaptara a esas necesidades.
En los anteriores proyectos de ampliación, La Paloma crecía bien por uno de sus extremos o por ambos, extendiéndose de forma modular como si de unas ‘alas’ se tratase, para incrementar tanto la capacidad de las salas de embarque como el número de fingers disponibles para las aeronaves, así como los servicios ofrecidos a las personas viajeras.
De momento, solo queda esperar a que se sigan dando pasos a un proyecto que no echará andar como mínimo hasta 2027, pero que es altamente necesario para Bilbao-Bizkaia.
